Sucede que las personas han conseguido desarrollar ciertos aspectos de su inteligencia, logrando dominar por ejemplo el movimiento de los objetos o comunicarse telepáticamente entre ellas, a veces a grandes distancias. Resulta que si en un futuro la habilidad de mover objetos y de comunicarnos por el pensamiento se ve acrecentada como parte de nuestra evolución, no vamos a necesitar utilizar nuestras manos o nuestros pies. Poco a poco nuestras extremidades se atrofiarán a tal punto que van a desaparecer primeramente
los dedos, luego las manos y así hasta transformar nuestro cuerpo por completo. Podríamos llegar incluso a mimetizarnos con el ambiente adquiriendo la forma de un árbol o de una piedra, por ejemplo. Quizá no lo sabemos y ahora estemos siendo gobernados por una. Mi padre es un árbol que se quema de adentro para afuera.