Estas fábulas y cuentos bilingües, de dialecto tarmeño, son lo mejor del trabajo intelectual que convirtió a su autor en precursor del folclor peruano. Al momento de hacerse públicos, los elogios y las felicitaciones por parte de sus amigos y contemporáneos no se hicieron esperar, porque su obra constituía un hito en la historia de la literatura peruana; la primera exposición de cultura nacional que el idioma quechua y la tradición indígena ocultaban bajo el abrazo asfixiante de una nueva sociedad con herencia hegemónica.
La fauna andina es el recurso pintoresco de estas narraciones con alusiones a la vida cotidiana y situaciones humanas; estos apólogos están cargados de un profundo mensaje moral, a veces cruel y hermético, con ese mismo rigor que en tiempos de emperadores impartían los grandes amautas a los niños y a los hombres.
Lima, 1867-1908.