Un joven peruano decide viajar al extranjero. No se lleva otra cosa que su identidad y la esperanza de conseguir un buen porvenir. La tierra que deja no tiene suficientes argumentos para retenerlo, y deja que se marche por los extraños y zigzagueantes caminos de la distancia.
Apullay: así es el nombre del viajero que enfrenta con angustia y valor su destino. Apoyándose en sus sanas costumbres intenta sortear las adversidades que aquejan a una ciudad grande como Buenos Aires.
Después de una larga permanencia en el extrajero, vuelve a su tierra, hogar y familia. La patria a la que retorna es distinta de la grabada en su memoria; sigue estancada en el subdesarrollo, sin cambios mayúsculos aunque con incremento de la probreza.
¿Podrá volver a acostumbrarse a vivir en su pequeño pueblo andino después de una larga permanencia en una ciudad moderna como Buenos Aires? cuál el sitio al que pertenece o al que debe pertenecer? ¿A quién temer, al desafecto de la distancia o al olvido de su gente? ¿A quién elegir, a la familia, a proyectos personales o al amor? Estos son los interrogantes que Apullay debe despejar para entregarse por completo al destino que lo aguarda.