Yago Salmón ha construido su primer poemario
como una confluencia de estilos, influencias y
géneros. Sus versos se ocupan tanto de temas
metafísicos como de observaciones cotidianas,
nos revelan inquietudes sociales o instantes
personales de profunda intimidad, se acercan
por momentos a la preocupación sensorial de
la poesía expresionista y por otros a los ritmos
urbanos del hip-hop.
Sin embargo, esta versatilidad no viene de
un intento de subvertir los límites literarios,
sino de la necesidad de presentar cada verso
como una pieza que forma parte de una figura
más grande, un fragmento obtenido de la expe
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riencia natural de la reflexión y la observación.
En el corazón de cada poema se distingue un yo
poético en pleno dominio de su voz que, lejos
de usar el vehículo de la poesía como una forma
de escape, intenta crear un lugar nuevo para sí
mismo y para el lector.