La pandemia de la COVID-19 está afectando a todas las sociedades
en diferentes grados y dimensiones. En nuestro país, ella ha puesto
de relieve las desigualdades económicas y sociales, la precariedad de
los sistemas de salud y las limitaciones en los servicios de protección.
Igualmente, la crisis ha intensificado aquellos males sociales, como la
corrupción, la precariedad institucional, la política y el gobierno alejados
del bien común. Todo ello tiene un impacto considerable en el
bienestar y en la salud mental de las personas, y más aún entre quienes
están en situación de vulnerabilidad.
En los dos últimos años, producto de