Este poemario le canta a la búsqueda de la transferencia del amor del que hablaba el gran psicoanalista Jacques Lacan, donde el amante le canta suplicante y añorante a la correspondencia amorosa del ser amado, quien, desde el punto idealista y romántico de la voz lírica, es el protagonista principal de sus tristezas, de sus alegrías, de sus sueños, de sus más grandes pasiones, de sus más bellos recuerdos. En el fondo, el poeta de estos versos anhela que aquella persona venerada con el más puro deseo pueda abrir las puertas de su corazón y, como afirmaba aquel genio francés del psicoanálisis sobre el amor, sea este el que ya ofrezca ternura, pasión, cariño; es decir, que el amado se convierta en amante y el amante se transforme en amado.