Eva yace desnuda sobre sábanas blancas, inducida a un coma profundo para que no sienta dolor. Está durmiendo, está soñando. Sueña con ser contadora; se estaba preparando para ello. Salía precisamente de la universidad con un grupo de amigas, sonriendo, tratando de llegar al paradero de buses cuando un sujeto se acercó, se paró delante y le roció una botella de gasolina, principalmente en el rostro, y le prendió fuego. Eva ni lo vio y no supo por qué de pronto no podía respirar, tampoco identificó el olor a gasolina, pues un tormento terrible se apoderó de ella. El dolor era tan supremamente atroz que se desplomó como un muñeco triste sin dueño, perdiendo la consciencia de todo.”
Rosario Allpas antes de ser escritora, fue enfermera y en muchos de sus textos se vuelcan las interesantísimas vivencias que ello implica. El estilo literario único y reconocible de estos cuentos hace especialmente amena la lectura.