Cantante de primer orden, músico experimental, ícono de la salsa, político influyente, funcionario, actor, opinante. ¿Hay algo que no haya sido Rubén Blades? No obstante, sus muchas actividades parecen subordinadas a la que, sin duda, es su vocación principal: contar historias. Blades, sobre cualquier otra cosa, es un cronista de su tiempo, y uno de los más sensibles, agudos y constantes. Pobló su discografía de personajes que enfrentan a diario el desamor, la pobreza, la injusticia y la muerte. Contó vidas anónimas que tenían mucho en común con las nuestras y, a pesar de la tentación, no cedió nunca al miserabilismo ni al contrabando ideológico. Este libro de Mario Aragón Urquiza es un homenaje a esa vocación narrativa de Rubén Blades que, a lo largo de medio siglo, enriqueció el imaginario de América Latina y contribuyó a perfilar nuestra identidad.