Tejiendo historias. Organización de las trabajadoras del hogar
Más de cuatro décadas lucharon las trabajadoras del hogar para que sus derechos laborales sean reconocidos, lograr que una ley recogiera sus reclamos, y que su organización gremial tenga el reconocimiento de la sociedad. La gran mayoría, proviene de áreas rurales y de sectores urbanos empobrecidos: son andinas y afrodescendientes.
Formaron sindicatos en diferentes distritos de Lima, teniendo siempre en la mira forjar una organización nacional en una época en que, para el imaginario del movimiento sindical, dominado por varones, las trabajadoras del hogar no eran asalariadas con planilla y por lo tanto no podían organizarse en sindicatos, pues además dependían de diferentes empleadores/as.
Aquí se presenta la historia de siete mujeres, que pese a sufrir abusos y malas condiciones de trabajo, se levantaron y construyeron sus organizaciones que, al tiempo de construir lazos afectivos o vínculos sociales, lucharon por sus derechos y denunciaron las discriminaciones que sufrieron desde pequeñas y empoderaron a jóvenes trabajadoras del hogar con el propósito que ninguna otra más viva lo que a ellas vivieron.
Esta convicción les dio fuerzas para continuar con su titánica tarea y ser un movimiento fuerte.
Su práctica sindical no estuvo exenta de tensiones y rupturas. Consiguieron superarlas construyendo un pacto de unidad en favor de una tarea mayor: lograr una ley que les reconociera los mismos derechos laborales de los que gozan los demás trabajadores y trabajadoras, así como la ratificación del Convenio 189 de la OIT.
Recorriendo el país y traspasando sus fronteras, aprendieron a declarar a la prensa, a realizar incidencia con autoridades nacionales e internacionales, a conocer, aprender y enseñar a trabajadoras del hogar de otros países, e incluso a formar una organización internacional. Establecieron alianzas con diversos movimientos sociales, entre ellos los feministas.
Sirvienta, muchacha, ama de leche, empleada del hogar, trabajadora doméstica o nana son algunas de las denominaciones usadas desde el siglo pasado para describir el trabajo que desempeñan. La dignidad de su trabajo es incuestionable así como la urgencia de que esté libre de toda discriminación y violencia.