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Detalle

ISBN 978-612-5045-45-4

No todo ha sido en vano
una vida dedicada al ministerio


Autor:Pérez Lorenzo, Manuel Ramón
Editorial:Letra de Carlos Eduardo Caguana Sucre
Materia:Religión
Público objetivo:General
Publicado:2022-10-09
Número de edición:1
Tamaño:325Kb
Precio:S/30
Soporte:Digital
Formato:Pdf (.pdf)
Idioma:Español

Reseña

Ramón Lorenzo se ha propuesto cerrar una etapa de su fructífero ministerio dejándonos un inusual aporte en nuestro medio. Se trata de su biografía, que es un recuento de los momentos difíciles que tuvo que vivir, no solo para alcanzar el sitial que hoy tiene, sino para poder ayudar a otros.
Ramón, sin proponérselo, se nos presenta en este libro como un romántico, un soñador que se entrega a una causa que, en una primera impresión, no lucia relevante. Me refiero a su iniciativa de formar un conjunto musical integrado por niños. Joyas de Cristo fue una agrupación infantil que logró un notable impacto en las iglesias del sur del país y también en la capital.
Con este valioso varón caminamos llanos y montañas; unas veces con pastores y evangelistas, con misioneras y con niños, y otras acompañándole en las riesgosas peripecias en la cola o al volante de un motor. Él nos llevaba por sus insólitas andanzas coordinando actividades, ensayando, buscando un instrumento o un amplificador prestado, siempre procurando hacer algo significativo para el Señor y para otros.
Cuando fundó la agrupación infantil Joyas de Cristo, los niños no eran una prioridad en la agenda de la iglesia. Sin embargo, con el esfuerzo de este joven, este grupo de infantes tuvo la oportunidad de desarrollarse musicalmente y de formarse en valores cristianos. Esta fue, sin dudas, una gran contribución al desarrollo y la formación de muchos de esos chiquillos que hoy son hombres de bien.
El autor, no solo ha sido formador de niños; habilidoso músico y ministro de la canción, también se distinguió como un excelente coordinador de actividades. En cierto sentido, el comportamiento y la visión con que este hombre asumió sus funciones, propiciaron un acercamiento más estrecho entre los ministerios pastoral y musical. Cabe destacar que se ganó el respeto y la confianza de todo el liderazgo de San Cristóbal, lo cual es mucho más admirable si se logra desde el servicio en la música, donde muchos son vistos con cierta suspicacia por los líderes y pastores.
En estos tiempos, en los que ya existe un público que está habituado a las actividades artísticas monumentales y que paga sin dudar el costo para disfrutar de un buen concierto, es mucho más fácil montar un evento de forma exitosa. Hoy en día, se cuenta con empresas que facilitan lo concerniente a la amplificación de sonido, luces, diseño gráfico y la solución de otros aspectos propios de los grandes eventos; sin embargo, en la época en la que él coordinó las importantes actividades que menciona en esta obra, las adversidades que se enfrentaban eran desalentadoras.
Coordinar una actividad cristiana en los años ochenta era una verdadera odisea. Gracias a Dios por personas como él, que se atrevieron a hacerlo y así sentaron las bases para que muchos jóvenes en la actualidad disfruten de eventos que redimensionan la proclamación del evangelio con presentaciones artísticas de alto nivel, a la altura de las que se celebran en los ámbitos seculares.
Uno de los aportes más dignos que merece destacarse en esta obra es el rescate de una parte de la historia del arte en la República Dominicana. Por lo menos, hay algunos momentos que ya no se perderán. Con mucha agudeza y precisión, el autor nos recuerda períodos importantes del oficio musical evangélico. Con un espíritu generoso, reconoce la labor de los cantantes más destacados de principios de la década de los 80 que contribuyeron al desarrollo y crecimiento de las vocaciones artísticas en la iglesia. El aporte que hace a la historia ministerial dominicana, adquiere mayor valor si consideramos que en estas memorias recupera hechos, situaciones y personas que hicieron importantes aportes y que estaban en riesgo, no solo de quedar sin ninguna mención, sino también sepultados en el olvido.
La vida de este valioso ser humano también nos revela la importancia que tiene el hecho de que las parejas permanezcan unidas a pesar de las diferencias que puedan surgir, por cuanto es probable que si sus padres se hubiesen separado, como estuvo a punto de suceder, él no hubiese alcanzado el nivel de formación que luego le permitiría superar exitosamente otras adversidades.
Este libro ofrece la oportunidad de hacerles un gran reconocimiento a sus padres, y también a aquellos pastores que influyeron en su formación cristiana. Ramón ha sido un hombre perseverante y firme que no se ha dejado doblegar por la mezquindad ni delirios de grandeza que algunas veces dañan la buena obra que pueda realizarse. La gratitud es el punto luminoso de este libro. El autor procura que las personas que aportaron para su formación cristiana integral aparezcan por sus nombres. En algunos casos se menciona a pastores y líderes que siempre estuvieron en los momentos cruciales de su vida.
Con este libro, se nos está mostrando una faceta de su talento que no se había dado a conocer: la de escritor. Estas habilidades son puestas de manifiesto en este texto en el cual, con soltura y muy buen gusto, nos narra parte de su vida. Junto a él beberemos, en cada capítulo, las dulces mieles del triunfo y probaremos los tragos amargos de la derrota. De estas páginas son muchas las lecciones útiles que podemos derivar. Además de una excelente biografía, Ramón nos coloca en un marco que nos ayuda a reflexionar sobre cada uno de los pasos que damos en nuestra vida. Él ha sido un ejemplo de lucha, perseverancia y disciplina, que se ha sobrepuesto a las más adversas situaciones para, desde un horizonte más reflexivo, decirnos hoy: «Con el Señor todas las cosas son posibles».

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