Repasando la trayectoria del Sabio se aprende una forma de ser; se
aprende a proyectar, a emprender, a soñar; a ensanchar la mirada hacia
los horizontes en lugar de estrechar nuestra mente; a pensar y sentir
nuestro destino como parte del destino de los demás; se aprende a amar
nuestra tierra, a nuestra patria y a trabajar por su futuro. Es decir, a
constituir en cada uno de nosotros los ancashinos y ancashinas,
peruanos y peruanas, una forma de conciencia que trascienda el espacio
y el tiempo, por sumar inteligencia, saber, creatividad, afán de servicio a
los demás junto con los más elevados principios éticos, valores e incluso
cualidades personales como la sencillez y el amor a la tierra.
Santiago de Chuco, 1943
Lic. en literatura hispánica-