Este libro podría figurar en cualquier lista de literatura infantil. Tiene una luz transversal y una categoría que conecta inmediatamente con prelectores en ascendencia. Las ideas planteadas en estas páginas de este texto son un aliciente para leerlo, pero también un reto para el lector estar a la altura en su comprensión. Se advierte desde el título que no se busca dar una lección cómo cualquier otra, sino describir, mostrar un estado de la vida tan cambiante y tan real. Podríamos afirmar que no es habitual que la literatura infantil aborde un tema de manera tan simple y clara. Leerlo será una satisfacción. (Darwin Bedoya)