El protagonista de esta novela, Adrián, desde su condición de excluido se hace la promesa de no volver a escribir nunca más. ¿Por qué? ¿Acaso porque considera que escribir es un acto inútil para un excluido? La novela no lo dice, sin embargo, la imperiosa agitación espiritual en la que Adrián vive, lo impulsa de manera irresistible a escribir, y el resultado final es esta deslumbrante historia narrada en primera persona.
¿Quién es Helena? ¿Por qué la maldición debe caer sobre el círculo de sus amigos? ¿Es, acaso, Helena el símbolo clásico de la cultura occidental? Las pistas que se tienden a lo largo de la novela para responder a estas interrogantes son múltiples y, a través de ellas, la experiencia desgarrada del protagonista entre los moribundos paradigmas de la civilización occidental moderna, lo conduce finalmente a la demoledora certeza de que la única diferencia válida entre los seres humanos del mundo globalizado, es la de ser un hombre de éxito o un hombre fracasado.