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ISBN 978-612-49052-7-8

Corrientes filosóficas del siglo XX y su incidencia en la educación


Autor:Ttito Quispe, Jesús
Lázaro Guillermo, Juan Carlos
Esquivel Ynjante, Oscar Raul
Calle Ignacio, Manuel
Panduro Tenazoa, Nadia Masaya
Editorial:Mar Caribe de Josefrank Pernalete Lugo
Materia:Investigación
Público objetivo:Profesional / académico
Publicado:2022-12-01
Número de edición:1
Tamaño:5Mb
Precio:S/50
Soporte:Digital
Formato:Pdf (.pdf)
Idioma:Español

Reseña

Tal vez pensar en un siglo, como pensar en una cultura o una época, sea una tarea imposible sin la falta de categorías organológicas, que por definición trascienden el período considerado y lo abarcan sistemática y taxonómicamente, y de categorías teleológicas que tienen un período crítico según alguna supuesta coordenada y que por lo mismo quedan fuera del mencionado período de observación.
En definitiva, pensar en el siglo XX sólo es posible a partir del siglo XX, lo que significa pensar de un lado, metafórica, accidental, aventurera y romántica (como Kant intentó pensar la historia universal: como si fuera una novela) y por un lado llena de personajes, hitos y recuerdos. Con este estilo predeterminado, con esta trama, tratamos de pensar filosóficamente el siglo XX. Un término resume las principales características del discurso general del siglo XX: "globalización".
El siglo XX trajo consigo la globalización de la guerra (se tienen dos grandes guerras mundiales y la tercera, y la llamada Guerra Fría que dividió al mundo en dos bandos enfrentados no solo militarmente, sino también económica, social e ideológicamente) y la economía de mercado, la globalización de la sociedad ("la sociedad red"), la totalización de la información ("la era de la información") y la generalización de la moralidad ("derechos humanos").
Todo ello se sustenta en el flujo de desarrollo científico y tecnológico característico del siglo XX: la física cambia de paradigma y da paso a la teoría de la relatividad de Einstein y al surgimiento de la física cuántica (Planck, Bohr) y el principio de incertidumbre (Heisenberg). La biología, ya revolucionada por Darwin a finales del siglo XIX, experimentaría un nuevo progreso: la biotecnología. Frente a este panorama omnicomprensivo y holístico nada queda fuera: la economía, la cultura, la ciencia, la política y la filosofía nos ofrecen un mismo y homogéneo discurso: el discurso de la humanidad.
El pensamiento del siglo XX es el "pensamiento humano". Pero ¿en qué clases se construye este pensamiento? Desgraciadamente, con categorías antiguas o, en el mejor de los casos, heredadas: el siglo XX heredó los conceptos propuestos por la modernidad, por el hombre y la ciudadanía, ofrecidos por el clasicismo. Y con éstos trató de reinventar el mundo. Los totalitarismos de un lado y del otro (fascismo, nazismo, comunismo) son ejemplos de la reivindicación del "nuevo mundo", también el concepto de "derechos humanos" arroja luz sobre el discurso ideológico totalitario, cuyo pináculo es el platónico, la presencia del bien=Verdad=Belleza: Humanidad o naturaleza humana; por otro lado, la actual "sociedad red" es un experimento en la "nueva sociedad mundial" - no sólo conceptualmente, sino principalmente tecnológica, económica y socialmente.
La ciencia y el arte en particular han vivido períodos de globalización: el desarrollo científico-tecnológico ha cambiado el mundo, no sólo la estructura productiva de la sociedad, sino también hábitos y formas de vida desde el transporte y la comunicación; el llamado "frente" en el campo artístico (ilustraron cómo la actividad cultural puede convertirse en un fenómeno de masas: la difusión del cine, la fotografía y los medios de comunicación sirvieron de soporte y canal. Pero si algo cambió el mundo implementando una nueva "revolución cultural", ha sido la "revolución informática": es difícil presentar una estructura donde la informática no exista como una columna vertebral y un ariete.
La tecnología de la información ha revolucionado el uso, la adquisición y la transmisión de información: introdujo la impresora en el hogar, amplió las posibilidades de comunicación en general (Internet y otras redes) y ahora regula las redes globales de transporte, las transacciones económicas y el orden social y la cultura: bibliotecas, periodismo, administración pública y privada, red sanitaria, etc. Estos son ejemplos elocuentes de cómo el mundo actual está gobernado y regulado por la tecnología de la información. El siglo XX fue un siglo de globalización, un siglo de conquista de tierras. Sin embargo, vieron que esta conquista no era suficiente y entonces pidieron la Luna. El hombre alunizó a mediados del siglo XX (1969) y transformó la llamada “carrera espacial” en una manifestación política, tecnológica, militar y económica de expansión universal o globalización como dinámica efectiva del discurso humano.
El hombre no se basta a sí mismo: debe desearlo todo. Exactamente esta filosofía que podemos decir que fue de principios del siglo XX, aunque se perfiló en el siglo XIX, es la filosofía de Hegel, y como escribe este autor en el prefacio de su Fenomenología del Espíritu: “La verdad es totalidad; la totalidad es esencia, realizada por su desarrollo. Eso es lo que realmente es. Eso es lo que es: ser real, sujeto al autodesarrollo".
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) por un lado y la revolución soviética de 1917 por otro marcaron el final del siglo XIX, que en las últimas décadas experimentó un desarrollo científico y técnico sin precedentes y caló socialmente en el desarrollo económico e industrial de la sociedad europea de entonces. Pero la Gran Guerra que puso fin al siglo XIX y abrió el siglo XX trajo consigo inflación, deuda y millones de muertos. Europa se derrumbó como potencia mundial y Estados Unidos se hizo cargo.
Por otro lado, la revolución soviética introdujo una nueva ideología social: el socialismo, pero el siglo XX finalmente vio desaparecer la esperanza de este ideal casi inmediatamente después de su nacimiento. Finalmente, en 1989, cayó el Muro de Berlín, que dividió a Europa, y de hecho al mundo, en dos facciones armadas y fuertemente opuestas, y con ello el llamado "verdadero socialismo". Pero entre esa primera guerra y el colapso de la Unión Soviética, se produjo la mayor tragedia del siglo XX y quizás de la historia de la humanidad: la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto nazi.
Quizás la historia política del siglo XX pueda evaluarse como una serie de ascensos y descensos: el ascenso del capitalismo industrial (la revolución industrial heredada del siglo XIX y acelerada en el siglo XX) y su caída, el derrumbe del siglo XXI, (colapso de la Bolsa de Nueva York en 1929), el ascenso del fascismo (especialmente el ascenso de Mussolini al poder en Italia y el ascenso de Hitler al poder en Alemania) y la caída (Segunda Guerra Mundial), el ascenso del comunismo (la Revolución de Octubre, 1917) y su caída (la caída del Muro de Berlín y la posterior desaparición del "Bloque del Este"), el ascenso del "estado de bienestar" y el modelo occidental de democracia promovido en Europa desde la década de 1960 y su actual crisis profunda eso obliga a una revisión no sólo de su fórmula actual, sino también básica.
En este contexto, ¿qué pasó con la filosofía del siglo XX?. Tenemos, la aparición de corrientes filosóficas como la fenomenología, el existencialismo, la hermenéutica, la escuela de Frankfurt, el estructuralismo y el pensamiento posmoderno. Lo primero que debemos señalar como característica de los signos conceptuales de la filosofía del siglo XX es que, además de la diversidad de corrientes y la fecundidad de autores y obras, es homogénea en los siguientes aspectos: La filosofía del siglo XX es una prueba de repensar viejas categorías como la razón (fenomenología, filosofía analítica, hermenéutica, existencialismo, Escuela de Frankfurt, estructuralismo y posmodernismo), el Estado (Escuela de Frankfurt, liberalismo y republicanismo), sujeto (todos las corrientes), ciudadanía (escuela de Frankfurt, liberalismo y republicanismo) y poder (escuela de Frankfurt, existencialismo, estructuralismo, posmodernidad). Se observa un replanteamiento de estos para valorar cuánto siguen siendo válidos. Incluso la supuesta "filosofía del siglo XX" parece homogénea en ofrecer soluciones: Mente moderna, Sujeto moderno, Estado moderno, etc.
Al referirnos al campo de la educación y la práctica educacional, también se muestran tendencias contradictorias en cuanto al papel desempeñado de las corrientes filosóficas en la educación:


• El que menosprecia, minimiza, tergiversa y trata de restarle espacio a la presencia y actividad de la filosofía en el campo de la educación.
• La mejora de la sociedad y del hombre, que debe ser considerada parte integrante de la educación.


En un contexto formativo, la educación sin filosofía sería miope, y sería estéril una filosofía de la educación cuyo principal referente no sea la influencia positiva de determinadas prácticas docentes. Por lo tanto, los docentes deben familiarizarse más con la rica tradición de contenidos y prácticas filosóficas que son esenciales para el éxito de su trabajo, incluso cuando buscan mejorar los aspectos prácticos y técnicos de su profesión.
Los educadores deben hacer su trabajo con una perspectiva amplia que considere las consecuencias de sus acciones a mediano y largo plazo, en lugar de considerar las necesidades actuales. Necesitamos una visión que combine el trabajo diario y el esfuerzo para construir un futuro mejor para cada estudiante y la sociedad en su conjunto. Así, si los docentes no cultivan una actitud filosófica, su trabajo puede desintegrarse en un caleidoscopio de prácticas irregulares y técnicas sin dirección. Y si los filósofos de la educación no tienen en cuenta en sus discusiones los problemas prácticos, reales de la educación, nunca verán la verdad de sus especulaciones.
La filosofía de la educación, actitud esencial y disciplina académica es actualmente un campo de conocimiento muy dinámico, debido a la cantidad de asociaciones profesionales, reuniones científicas y publicaciones disponibles, especialmente en la academia de habla inglesa. Aunque, como ocurre en otros departamentos humanísticos, el número de quienes la cultivan no es muy elevado, lo que en parte se debe a las reducciones presupuestarias que han sufrido los departamentos universitarios de literatura bajo el actual sistema económico en la educación superior. Pero el cultivo de la filosofía educativa no es patrimonio exclusivo del mundo anglosajón. Los filósofos contemporáneos revelan directamente, con su propia voz, su visión original de la filosofía y su relación con la educación.

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