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ISBN 978-612-49137-1-6

Educación holística y el currículo escolar en Latinoamérica


Autor:Mendoza Ramirez, Arturo Jaime
Cucho Flores, Robert Richard
Julca Flores, Janett Deisy
Huarote Zegarra, Raúl Eduardo
Sánchez Muñoz, Vanessa Gissela
Lázaro Guillermo, Juan Carlos
Editorial:Mar Caribe de Josefrank Pernalete Lugo
Materia:Investigación
Público objetivo:Profesional / académico
Publicado:2022-12-01
Número de edición:1
Tamaño:5Mb
Precio:S/50
Soporte:Digital
Formato:Pdf (.pdf)
Idioma:Español

Reseña

Hace más de diez años, Casares (2000) hacía la siguiente afirmación: “La principal crisis de nuestro tiempo son los valores, la orientación y las actitudes ante la vida, ante el hombre, ante la sociedad en su conjunto, ante la civilización y la cultura”. A pesar del paso de los años, los hechos definitorios de la crisis mencionados por Casares aún se reflejan en el sistema educativo Latinoamericano, el cual no pudo promover la mejora del desarrollo social a través de la educación, sino todo lo contrario; se observa una sociedad decadente que parte de la falta de identidad que obstaculiza el progreso y fomenta el atraso en diversos campos.
En Latinoamérica, existe millones de niño que deberían estar en preescolar, primaria o secundaria, pero que no están escolarizados. Esto es producto de un sistema educativo inadecuado que no puede brindar la cobertura necesaria a la población. Por lo tanto, se amerita hacer un análisis profundo del desarrollo de cada sistema educativo. y tratar de enfatizar los esfuerzos para profesionalizar la actividad de los docentes y promover la calidad de los planes de estudios, abandonar la gestión improvisada de las instituciones educativas y adoptar modelos de gestión de calidad que tengan en cuenta todas las variables y todos los actores inmersos en estos procesos.
De esta manera podemos asegurar las capacidades de las personas, en cuyas manos está el desarrollo de la sociedad, pero todo lo anterior no tendrá el efecto deseado, si no se basa en una visión humanista en la planificación, diseño e implementación de proyectos destinados a la educación de las nuevas generaciones. Como reto para el siglo XXI, en la educación se amerita un modelo de educación holística, integrado formalmente en los modelos de enseñanza desde una perspectiva coeducativa para complementar y fortalecer la educación del ser un humano.
La educación holística, también llamada integral, se basa en tres criterios principales a partir de los cuales se aplica su metodología de enseñanza a los alumnos. Se componen de:
• Parte emocional,
• Creación de conocimiento y
• Parte espiritual.
La parte emocional y espiritual no debe separarse de la parte cognitiva, porque forman el todo del mundo interior de una persona desde los primeros años de construcción de sí mismo. Cuando hablamos de la parte espiritual, no necesariamente se refiere a un modelo religioso, sino más bien a la empatía del sujeto por su entorno, a su sensibilidad hacia los demás, a la capacidad de comprender a los demás fuera de su individualidad.
Con base a lo anterior, se establece que no solo el desarrollo del cociente intelectual representa la formación general del individuo, sino también el desarrollo de su cociente emocional en conexión con el desarrollo de la persona, sus relaciones consigo mismo y con los demás, en cuyo proceso se incluye la vertiente espiritual cuando se trata de la pedagogía del amor.
Si se entiende que el hombre es multidimensional, la educación no debe estar lejos de la cualidad que hace al hombre único frente a las demás especies. La educación holística es un cambio en el sistema educativo que se enfoca en el desarrollo de las habilidades únicas del estudiante, además de la capacidad de recordar, aprender contenido y estar lleno de conocimiento. A través de la formación, el alumno encuentra su conocimiento de la mano de su crecimiento espiritual y emocional, crea una conciencia de lo que sucede en la sociedad y lo invita a mirar crítica y activamente este mismo entorno, haciéndose preguntas y abriéndose a temas más amplios. tales como cuestiones ambientales e históricas.
Si bien los postulados de la educación holística se desarrollaron en la década de 1990, su importancia en las metodologías de enseñanza ha crecido desde el año 2000. Por lo tanto, esta nueva forma de ver y entender la educación no está completamente difundida o implementada en la mayoría de los sistemas educativos. Lo cierto es que practicar una metodología holística requiere varios cambios. Esencialmente, se necesita una reforma de la formación docente, que finalmente traslade este nuevo postulado a sus alumnos. No se puede exigir al alumno conciencia crítica, acercamiento y empatía, si el docente no tiene los mismos motivos. Por lo tanto, para implementar la educación integral, es necesario involucrarse inicialmente en la formación de docentes, la adaptación a los distintos niveles de las instituciones educativas, esta nueva visión de la educación también amerita la cooperación de los padres,
Si las emociones y el nivel mental de los estudiantes se ven afectados, es en su hogar donde se construyen estos aspectos. Las escuelas deben participar en la capacitación para padres. El enfoque educativo basado en las emociones, la mente y las construcciones del conocimiento descendientes. Por lo tanto, se asume que todos estos elementos interactúan entre sí y elevan la educación más allá de la creación y mejora mecánica y simple del conocimiento que desafortunadamente, aún existen en muchos sistemas educativos.
El concepto de desarrollo sostenible significa que, en el campo de la producción, los servicios y la sociedad en general, se satisfacen las necesidades de las generaciones actuales sin poner en peligro el bienestar de las generaciones futuras. La Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, aprobada por la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2015, representa una visión transformadora para la sostenibilidad económica, social y ambiental, que requiere la participación de todos los sectores de la sociedad y del Estado en su implementación. En él se establecen como valores centrales el mantenimiento de la dignidad humana y la igualdad de las personas. La educación es un tema recurrente en sus 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible, lo que demuestra su papel central para lograr y mantener el desarrollo humano. Al mismo tiempo, son un medio para crear una sociedad inclusiva y justa al servicio de las personas de hoy y de las generaciones futuras.
La educación es una parte importante del logro de estos objetivos, porque el núcleo del logro es el comportamiento personal en los diversos escenarios en los que se encuentra una persona. La responsabilidad por un futuro sostenible pertenece a las personas mismas, independientemente de su ubicación y sus diversos roles en la familia, la escuela y la universidad, las entidades económicas, la sociedad civil, el gobierno y la nación.
La Educación para el Desarrollo Sostenible prepara a la población en general, y a los docentes y escolares en particular, a comprender las complejas realidades ambientales del planeta y el papel constructivo al que pueden contribuir las actividades humanas. Esto significa que los procesos de educación escolar y social consideran la educación de mujeres y hombres en su relación con la sociedad, la economía y el medio ambiente, a partir de un enfoque holístico, para lograr el deseado desarrollo social y humano sostenible. Son ellos quienes intervienen como actores sociales y quienes pueden actuar como formadores y/o aprendices según las circunstancias.
Entonces la pregunta es: ¿qué debe significar la integridad en términos de enseñanza? A pesar de que es una clase nacida de lo mejor del pensamiento humanístico y pedagógico, no existe mucha literatura especializada sobre ella, y es necesario explicarla, aunque sea brevemente, para que se puedan entender las ideas centrales de la educación para el desarrollo sostenible. Según el psicólogo y educador cubano Jorge L. del Pino (2008), la integridad es un rasgo de personalidad que expresa el desarrollo armónico de las capacidades humanas en una vida afectiva, intelectual y plena. Desde este punto de vista, garantiza la vinculación del sujeto con la cultura, con las contradicciones y anhelos de una determinada época y país. Y lo más importante, condicionaría la capacidad de una persona para comprender su mundo, tener una visión crítica de él y prepararse para ser útil en él.
Esta formación integral de cada individuo permite una comprensión amplia de la realidad en la que vive, de los problemas globales de la época, de sus causas y consecuencias y de los temas más importantes, para desarrollar una sensibilidad ante las demandas humanas para encontrar soluciones. por el presente y el futuro Con integridad, el individuo logra la congruencia entre pensar, sentir y actuar, enfrentando estos temas apremiantes y cambiando el paradigma de desarrollo actual a uno que nos lleve a un camino de desarrollo sostenible, inclusivo y visionario. En ese sentido, estas ideas son premisas necesarias para el trabajo pedagógico que se debe realizar en la familia y en las instituciones educativas de los diferentes sistemas educativos en Latinoamérica, si se quiere llegar a un sujeto que comprenda la problemática actual del cambio climático, los riesgos que acompañan a los desastres naturales y un estilo de desarrollo que respete, preserve y cultive el medio ambiente.
Tal concepto de educación holística hace que el desarrollo de la personalidad de los estudiantes sea el centro del trabajo pedagógico de la escuela, donde confluyen todas las actividades de enseñanza, aprendizaje y extracurriculares. De esta forma, el docente se convierte ante todo en educador, como sujeto activo y dinámico del proceso educativo de la escuela, y entiende al alumno como sujeto con el que se comunica, y a la sociedad como un medio igualmente activo, un sistema de factores económicos, políticos, sociales, culturales que aportan al proceso educativo y se reflejan a toda la comunidad escolar en una comunicación ágil, fresca y viva.
La educación integral, así entendida, se convierte en un catalizador del desarrollo en el contexto de la transición actual hacia un mundo mejor, en la medida en que puede formar una conciencia crítica y un compromiso de liderazgo y participación de todos los miembros de la sociedad en este proceso de cambio.
Se sabe que, en la antigüedad, la educación surgió de la experiencia cotidiana, de la convivencia y de la necesidad de supervivencia, lo que establecía ciertas normas o reglas que se transmitían de generación en generación como una experiencia social. Se puede decir que fue una forma de expresar un todo educativo ingenuo, espontáneo y primitivo.
Se supuso que la transmisión de la experiencia histórico-social es la principal característica de la reflexión consciente inherente al hombre, que lo distingue de los animales. Por esta característica, el contenido de cualquier sistema educativo no es más que una copia abreviada de la historia social de cada país y de la humanidad y su desarrollo cultural. Por tanto, las ideas educativas surgen de la práctica social y se expresan en la ciencia y la cultura en general.
En la cultura occidental, las raíces de la integralidad de la educación se remontan a la antigua Grecia, la llamada paideia. Una característica importante de Paideia, es el concepto uniforme de educación, que incluía el estudio del conocimiento basado en el desarrollo del comportamiento del ciudadano y el desarrollo espiritual. Las virtudes y la actitud moral eran fundamentales para el desarrollo humano. El estado asumió la responsabilidad de la educación, y la justicia era el ideal de un estado perfecto.
No podemos olvidar el hecho de que se trataba de ciudades-estado griegas donde la esclavitud era una forma de organización socioeconómica y, por lo tanto, solo los hombres libres eran considerados ciudadanos. Los esclavos eran "máquinas parlantes" y las mujeres no sabían leer. A este respecto, la paideia era el ideal cultural-educativo del estado (esclavista) para los filósofos griegos clásicos. Todos ellos propusieron ideas relevantes que enriquecieron el concepto de paideia:
• Sócrates, el autoconocimiento y desarrollo moral;
• Platón, educación administrada por el Estado;
• Aristóteles, la unidad de la educación física, moral e intelectual y la relación recíproca entre familia y educación social; y
• Demócrito, unidad del trabajo y la educación.
Desde entonces hasta el presente, el desarrollo humano ha sido acelerado cada vez más. A lo largo de la historia ha habido sociedades que se desarrollan económica y culturalmente, pero con ese desarrollo también se han originado las diferencias sociales, la desigualdad, la injusticia y otros males de acuerdo con el ritmo del desarrollo económico, científico, técnico, tecnológico y social.
Dentro de esa diversidad hay ejemplos de sociedades que han logrado sistemas sociales con altos niveles de igualdad y educación de calidad. Con base en los saberes que descubrieron y formaron -manteniendo estos saberes como parte de sus valores-, a lo largo de su historia, las personas participaron de un modelo de producción sociocultural que fue dañando paulatinamente el medio ambiente, sin considerar que su destrucción puede ser definitiva. Estas actividades dieron como resultado lo que ahora se describe como la destrucción sistemática de la base biológica de la vida.
Al mismo tiempo, se ha preservado una sociedad en la que la pobreza, la desigualdad, y, en definitiva, la injusticia social son situaciones cada vez mayores. Por ello, hoy en día se promueven en el mundo soluciones que aseguren la sustentabilidad, y la educación es una de sus principales áreas de enfoque. Actualmente, los estudios psicológicos y pedagógicos sobre la personalidad y su desarrollo aportan elementos importantes que contribuyen al restablecimiento de la integridad de la educación sobre bases científicas.
Así, según el psicólogo González Rey (1998), la personalidad representa el nivel más alto y complejo de regulación psicológica y participa activamente en muy diferentes formas de regulación de la conducta, desde las formas de expresión de las emociones hasta determinados procesos cognitivos, ciertas formas de motivación hasta los más complejos niveles de autodeterminación de la conducta.
Así, se infiere que la personalidad forma un sistema integral de configuraciones psicológicas, que expresan la unión de lo cognitivo y lo afectivo del sujeto en su relación con el medio natural y social. Al considerar esta posición psicológica desde la visión pedagógica, se pretende que el alumno haga suya la cultura de una manera activa y reflexiva.
La educación en valores se refiere principalmente a la formación de valores espirituales y se expresan como una unidad funcional en dos niveles de actividad del sujeto, el nivel interno: reflexivo, experiencial y externo: el nivel conductual. Por lo tanto, es un proceso complejo que involucra a la escuela y su potencial educativo, especialmente al docente y sus pares; pero también a las instituciones familiares, religiosas, económicas, deportivas y culturales de la comunidad y a toda la sociedad en general. Todos estos son caminos hacia una educación valiosa.
Si uno de los participantes en este proceso no cumple con su rol, o asume un rol que no es compatible con él, o existe una inconsistencia en la operación, no se logra la continuidad que busca este complejo proceso. Con base en lo anterior, este análisis permite comprender por qué entre los desafíos más importantes que enfrenta la humanidad se encuentra sin duda su propia existencia en un entorno favorable a su desarrollo actual y futuro; lo que también se convierte en el problema central de la educación en valores, que acompaña al hombre en su devenir histórico y a su vez le brinda la oportunidad de cambiar el mundo en favor de la sustentabilidad, la igualdad y la justicia social.
Finalmente, para lograr la eficacia de la labor educativa de la escuela y de los docentes, que se fundamenta en valores, y que busque hacer de los estudiantes protagonistas e intervinientes idóneos en el cuidado y consideración del entorno natural y social, y por ende promotores del desarrollo sostenible. La educación debe tener un enfoque holístico, que requiere del compromiso de la comunidad educativa para lograr los resultados esperados. Esto debe ir acompañado de un marco programático que naturalmente incluya una visión holística, trabajando con padres, maestros, estudiantes y autoridades para permitirles adoptar una educación holística. Con la ayuda de estas prevenciones, se puede implementar con éxito un proyecto educativo, en el que el alumno sea el centro de atención o el núcleo

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