En las últimas décadas han aparecido múltiples desafíos que dificultan que papá y mamá puedan asumir de la mejor manera esta misión: trabajar en equipo para educar niños felices y bien formados que puedan desarrollarse plenamente.
Con un estilo cercano, Giuliana Caccia comparte en estas páginas algunas reflexiones personales vinculadas a su experiencia como mamá e invita a meditar sobre la importancia de que ambos progenitores —cada uno a su modo— participen activa y positivamente en la crianza y educación de sus hijos.