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ISBN 978-612-49137-6-1

Aprendizaje dialógico interactivo y la comunicación interpersonal


Autor:Ecos Espino, Julio Cecar
Cuentas Carrera, César Eduardo
Ecos Espino, Alejandro Manuel
Fernández Athó, Manuel Octavio
Legua Barrios, Miriam Jesús
Manrique Chávez, Zoraida Rocío
Editorial:Mar Caribe de Josefrank Pernalete Lugo
Materia:Educación
Público objetivo:Profesional / académico
Publicado:2023-01-21
Número de edición:1
Tamaño:5Mb
Precio:S/50
Soporte:Digital
Formato:Pdf (.pdf)
Idioma:Español

Reseña

Los conceptos de aprendizaje han evolucionado a lo largo de la historia y siempre están ligados al contexto social en el que surgen y se implementan. Los cambios resultantes de la transición de una sociedad industrial a una sociedad de la información, quizás con un acceso rápido y económico a nuevas fuentes de información, cambiaron los contextos en los que las personas aprenden e influyeron en instituciones y otras áreas de la sociedad. Lamentablemente, la escuela se ha resistido a este cambio y el aprendizaje de conceptos que no se ajustan a las necesidades de la sociedad de la información sigue estando en la vida diaria de muchos estudiantes. A continuación, se presenta un bagaje sucinto sobre el desarrollo de la realidad social y el aprendizaje de sus diversas comprensiones. Para organizar esta presentación, seleccionamos algunos aspectos de cada concepto para comentar. Estos incluyen: el rol del maestro, el rol del estudiante, enseñanza, referencias teóricas y la pregunta presentada, resaltado a lo largo del texto para facilitar la comparación, y análisis de diferentes teorías.

El inicio de la sociedad de la información se puede considerar en 1973, cuando se produce la crisis del petróleo, el agotamiento de las fuentes de producción industrial y la revolución tecnológica mundial. El factor clave en el éxito de una institución, empresa, país y personas es la capacidad de adquirir, seleccionar y procesar diversa información disponible para todos. Generar nueva información a partir del procesamiento de datos crea valor y crecimiento. Así, los recursos mentales sustituyen a los recursos materiales como factor determinante.

El Diálogo, tal como se propone en este trabajo, es un lugar de convergencia, un espacio donde diferentes caminos se encuentran y se intercambian, reconocen y articulan. Como espacio de diálogo, es también un lugar propicio para cuestionar prescripciones, proposiciones y rutinas disciplinarias conocidas, y proponer nuevas estrategias y normas. Por lo tanto, se presenta un posible diálogo a través de la planificación, el diseño y/o sus campos de investigación (Bourdieu 1988). En particular, Buchanan (1998) sostiene que el diseño es un arte derivado de la cultura tecnológica, relacionado con el concepto y diseño de todas las manifestaciones del mundo artificial, es una creación humana que combina signos e imágenes, objetos físicos, funciones y servicios, sistemas o entornos, reconociendo las poderosas expresiones del pensamiento de diseño actual que se relacionan con mensajes, objetos y espacios.

Hoy no se puede pensar en el diseño sin interdisciplinariedad, porque implica la complejidad de secuencias creativas intangibles y repetitivas. Cabe señalar que en sentido amplio la interdisciplinariedad se refiere a la articulación de saberes, conceptos, ideas, teorías, métodos y herramientas, que busca dialógicamente la respuesta a una pregunta, problema y/o construye conocimientos que lo trascienden a una región o disciplina exclusivamente (Vienni, 2015).

La propuesta en sí misma explica este concepto interdisciplinario considerando que es un indicador clave del bienestar económico, cultural y social y los teóricos lo consideran una fuente de ideas, conocimientos, proyectos, procesos, campos, objetos y comportamientos que reflejan factores de civilización y comprensión del mundo. Todos estos son elementos y comprensiones trascendentales relacionadas con el diálogo, tema que se trata en esta obra desde diferentes perspectivas de interpretación y comprensión.

Profundizando en esto, Gadamer (2010) describe una conversación o diálogo como un proceso en el que al menos dos participantes se entienden en un intercambio coherente donde cada uno da una perspectiva en la que ninguno de ellos participa en ser y decir.

[…] desarrollar una verdadera preceptiva del comprender [en la que el diálogo] es el arte de evitar el malentendido […] accede a la autonomía de un método en cuanto la comprensión tiene que quererse y buscarse en cada punto […] en un canon de reglas de interpretación gramaticales y psicológicas que se aparten […] de cualquier atadura dogmática […] incluso en la conciencia del intérprete […] (Gadamer, 2010, p. 238)


El diseño como proceso de comunicación establece diferentes niveles de diálogo, es una conversación en la que los participantes y el diseñador y los diversos participantes en el proceso de diseño, considerando receptores internos o externos o los propios objetos interactuando en niveles aleatorios de objetividad, subjetividad e intersubjetividad.

El diseño como diálogo asume una jerarquía de interacciones entre sujetos, objetos, elementos o momentos del diseño. Asimismo, dentro de la interdisciplinariedad genera redes de saberes (Hidalgo, 2011, 2014) que trascienden la ciencia misma, la Academia, y en algunos casos hasta arreglos organizacionales, incluyendo actores sociales diferentes como compañeros. Todo lo diseñado comunica a través de textos, imágenes, símbolos, estilos, etc. Según Isaacs (1999), un diálogo es una conversación en la que las partes reflexionan sobre un tema. Co-pensar significa que la posición de alguien no es una situación de decisión exclusiva, implica a uno u otro en situaciones de poder, muchas veces desiguales.

En este orden de ideas, la creación de conocimiento interdisciplinario sobre el diseño implica procesos de comunicación compartidos (Hidalgo, Vienni & Simón, 2018) y un nuevo significado para la práctica académica, llegando incluso a la formación de una nueva cultura académica. Los diseñadores creen que la narrativa forma esas cartografías sociales o topografías semánticas, donde la interpretación juega un papel crucial en las soluciones y los resultados. Las conexiones se hacen explorando los presupuestos de los caminos exegéticos, que se convierten en significados adicionales, valores e intereses comunes o necesidades especiales.

A través del diálogo, tanto la evaluación como la crítica se abordan en tres hilos posibles: para el diseño (para el beneficio directo del proceso de diseño), del diseño (comprometerse con la visión analítica y sincrónica), o a través del diseño (evaluación basada en evaluaciones diacrónicas). Cabe señalar que las perspectivas analíticas adquieren pleno sentido en su contexto de producción y su significado. En este sentido, el tipo de organización involucrada en la producción de conocimiento no solo afecta el conocimiento producido, sino también su formulación, percepción, el contexto en el que se inserta y los mecanismos que controlan la calidad y difusión del conocimiento producido (Hidalgo, Viena y Simón, 2018). Así, revelar el proyecto de diálogo e interdisciplinariedad, aunque sea una meta de largo plazo, porque la utopía permite cambiar la desigualdad académica entre lo que se produce en los centros y las periferias; y revaloriza lo que así se produce, Según Krotz (1993) desde el Sur.

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