SINOPSIS
Días para no olvidar, en compañía de Frederick Cooper, luego bautizado como Super Cooper, por la energía que imprimió al viaje y a los viajeros: Andrea Soutinho, Gonzalo Benavides y yo.
Puruchuco, pertenencia y transformación del paisaje. Y en un convento de monjas –artistas en Arequipa, Chan Chan, espacios concentrados en lo esencial tras las excavaciones. Casi inmaterial, el mar de fondo. Cusco, ciudad que los españoles ocuparon con violencia usando las piedras de los Incas como objets trouvés, pesados objetos finamente tallados, con cantos redondeados en donde no penetra el filo de una navaja, Mate de coca para impedir el desmayo.
Enormes piedras de superficie recortada por accidentes sabiamente geometrizados, estrechas piedras en cuña entre cada dos, andenes logrados con ingenio y belleza, Llamas de ojos dulces.
El ultimo tramo de este magico viaje nos llevo a Lima de nuevo, diseñada febrilmente al ritmo de la ciudad. El cuaderno de tapas negras se llena de bocetos hechos bajo el encantamiento. Imágenes de un viaje para no olvidar, que alimentan mis ojos y mi mente.
Finalmente, el aeropuerto y las ganas de ver más.
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