El impuesto general a las ventas (IGV) o impuesto al valor agregado es un impuesto que se aplica en 161 países del mundo (Schenk, Thuronyi & Cui, 2015, p. 531) y está construido sobre la base de los mismos principios técnicos (neutralidad, territorialidad, imposición en destino, generalidad y actividad empresarial). En nuestro país es el impuesto más importante en términos de recaudación: representa alrededor del 37%.
El principio esencial del IGV es el de neutralidad; es el «cerebro» del impuesto, en el sentido de que su construcción está orientada por ese principio. Por lo tanto, su interpretación debe realizarse tomando en cuenta dicho criterio funcional.