Rocinante cuenta que se escapó del hipódromo y corrió por avenidas anchas y calles polvorientas, vadeó ríos, saltó muros, cruzó puentes y galopó sobre pastizales de colores hasta llegar al lugar deseado: un mundo organizado de manera diferente por sus antecesores.
Después de leer este libro es imposible no pensar en Utopía de Tomás Moro y en Juan Salvador Gaviota de Richard Bach, resaltando sin pretensión valorativa, que en Rocinante liberado se concretiza la existencia de una sociedad justa y solidaria construida sobre la base de la libertad. Pero en “La casa de todos”, lugar donde vive Rocinante, la libertad no es el punto de llegada sino el medio para elevar la consciencia individual y colectiva de sus habitantes hasta niveles inesperados y sorprendentes.