La poesía es brevedad, también la poesía es emoción y además la poesía es fundamentalmente intensidad.
Esto es, una breve e intensa emoción; por eso perduran los poemas. Así también es este poemario transido de un sentimiento primigenio, que es expresado siempre desde una sabia madurez poética.
He aquí ejemplos de ello en este breve, intenso y emotivo poemario Sabor de sidra: «¡Madre! ¿dónde ordenar tanto amor?/ en milésimas, diametralmente, diríase.» Y, «de corazón al sol también las mariposas/ se deshacen en la yema de los dedos/ el polvo muerto de los desengaños de la lengua/ que no puede contener tanta hermosura.» O, finalmente, «Ya cuelgan los ruidos,/ cacerolas cucharas viento/ del minuto y desboca el tic/ que golpea/ y aprieta tanta nostalgia.»
Antonio Cillóniz
Un libro de poemas de inspiración y belleza indudables. La recreación de la infancia y el campo alrededor están logrados con sincera plasmación. La dicción está muy bien manejada, igual que el ritmo y el aspecto visual de algunos momentos o aquel «lomismo», directo guiño vallejiano que funciona perfectamente. En Sabor de sidra hay como una impronta neobarroca y/o trabajo de lenguaje. En suma, el libro crea su propio universo poético. Eso es. Gran abrazo siempre & bienvenido a la poesía.
ROGER SANTIVÁÑEZ