“Carter muestra que, lejos de poner a Dios en una cajita ordenada, la doctrina ortodoxa de Dios destroza nuestras tendencias idolátricas y nos alerta contemplativamente hacia un camino mejor que se encuentra en la Sagrada Escritura y que se aprecia en las tradiciones agustiniana, tomista y reformada. Frente a las mitologías del estudio científico moderno (incluso en sus formas supuestamente evangélicas), Carter dirige nuestra mirada hacia arriba hacia los misterios de la fe, hacia el exterior para aprender de la comunión de los santos, y hacia delante para la llamada a la exégesis contemplativa de la Palabra de Dios que nunca termina. Aquí la teológica práctica evangélica y reformada recibe una necesaria recalibración”.
Michael Allen, Profesor de Teología Sistemática John Dyer Trimble, Seminario Teológico Reformado, Orlando, Florida
“Escrito de forma clara y atractiva, este libro es una llamada de atención para que los protestantes evangélicos rechacen la metafísica moderna y vuelvan a la metafísica nicena. Carter ve el auge de lo que él llama ‘teísmo relacional’ como un movimiento, tanto consciente como inconsciente, que renuncia a la trascendencia de Dios para enfatizar su actividad en la historia. A través de un estudio detallado de Isaías 40–48, el autor muestra que la trascendencia, con sus corolarios necesarios de inmutabilidad e impasibilidad, no es una creación de los filósofos, sino una idea profundamente bíblica, a la que renunciamos por nuestra cuenta y riesgo”.
John N. Oswalt, profesor visitante distinguido de Antiguo Testamento, Seminario Teológico de Asbury
“Tenemos mucho que aprender de la maravillosa descripción y celebración de Carter de los méritos bíblicos y teológicos del teísmo trinitario clásico. Carter escribe con elocuencia y humildad, conduciendo al lector hacia una sorprendente profundidad de la confesión de la iglesia universal del Señor trascendente y soberano. Pocos libros le llevan a uno a adorar tan abiertamente como el de Carter, llamándonos a abandonar los retratos relacionales superficiales de Dios en favor de deleitarnos en la extraordinaria grandeza de Dios”.
Christopher Holmes, profesor asociado de teología sistemática, jefe del programa de teología, Escuela de Artes, Universidad de Otago