ISBN 978-612-47811-8-6

Reseña

Una muchacha, apropiadamente nombrada Dulcinea, contrae una alergia severa contra la realidad de tanto sacudir el polvo de los libros colocados en estantes. La realidad, ¿qué es? Estas Fábulas Distópicas de Angela Padilla tratan de cercar a la realidad, caerle por encima o por detrás, atenazarla de un momento a otro en un relato, en una canción, en la observación de un animal, en la biografía de un personaje célebre como Ana Bolena, en relatos de ciencia ficción o fantasía. Uno a uno, los breves relatos se van sumando y demostrando al lector que la realidad ―sea lo que esa palabra signifique― no puede resumirse en una frase o una entrada de diccionario ilustrado o Wikipedia. La realidad solo puede definirse por acumulación. La realidad, si acaso es algo, es un prisma donde se integran, se rearman y se transforman, miles o millones de ideas sobre esta.
Angela tiene el don de la percepción. Construye microrrelatos perfectos con pocas, pero certeras, herramientas. La observación siempre da en el blanco, a veces una palabra hace temblar las estructuras en que nos hemos refugiado para sentirnos seguros. También, desde luego, tiene humor. ¿Cómo sobrevivir a la distopía sin humor?
Hay un relato que, desde que lo leí, me quedó haciendo eco en el cerebro. Es quizá una de las cosas más precisas y ciertas que se han dicho sobre la pandemia. Y no necesitó demasiadas palabras, las verdades profundas no hacen circunloquios, son flechas directas al arco. Dice: “Cuarentena obligatoria. Por fin hay excusa para la contagiosa soledad”.