Cerrar los ojos y viajar donde nunca estuve, es un juego de teletransportación. Un juego en que se hace real lo imposible, en que se conoce lo desconocido, y donde los límites se desvanecen con solo cerrar los ojos. Estar y pertenecer por un instante a ese espacio, compartir con los personajes que uno va encontrando en su interior, conocerlos, abrazarlos, observarlos; estar con ellos hace del juego de cerrar los ojos algo mágico, complicidad de una sonrisa cuando finalmente los abrimos.