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ISBN 978-612-49296-5-6

Periodo colonial de la explotación y transporte del mercurio en la mina de Santa Barbara-Huancavelica


Autor:Oré Rojas, Juan José
De La Cruz Mallasca, Erika Elodia
Torre Taipe, Mary Sonia
Alcos-Flores, Karen
Ccencho Pari, Abraham
Torres Acevedo, Christian Luis
Editorial:Mar Caribe de Josefrank Pernalete Lugo
Materia:Ciencias sociales
Público objetivo:Profesional / académico
Publicado:2023-07-03
Número de edición:1
Tamaño:5Mb
Precio:S/50
Soporte:Digital
Formato:Pdf (.pdf)
Idioma:Español

Reseña

El surgimiento de las ciudades latinoamericanas en el siglo XVI presentó un desafío único a las teorías tradicionales del desarrollo urbano basadas en la historia europea. A diferencia de sus contrapartes europeas, estas ciudades coloniales no perturbaron ni revolucionaron la economía agraria circundante. Su débil actividad mercantil y la falta de autonomía política les impidieron convertirse en entidades dinámicas que pudieran impulsar la mercantilización de las economías rurales. En cambio, convivieron armónicamente con sus entornos rurales, diferenciándose únicamente por su mayor densidad de población.

Si bien algunos centros administrativos como Trujillo o Huamanga pueden haber apoyado inicialmente la economía rural, no la debilitaron ni compitieron con ella. Sin embargo, es importante señalar que no todos los centros urbanos coloniales fueron iguales, y la ciudad minera, en particular, se desvió significativamente de este modelo. Es crucial reconocer la diversidad que existió entre las diferentes ciudades coloniales y evitar simplificarlas demasiado como una sola entidad.

La imagen idílica de la vida pacífica de la ciudad colonial, caracterizada por haciendas jerárquicas y un ambiente conventual, es reemplazada por una vida cotidiana dinámica y corrupta marcada por la movilidad social. Estas ciudades tienen un espíritu mercantil y usurero, y la velocidad de circulación de la moneda juega un papel fundamental en la determinación de las fortunas. Esta fluida circulación no sólo se debe a la presencia de una industria metalúrgica sino también a la geografía que ubicaba los yacimientos minerales en zonas fuera de las tradicionales redes productivas y viales de la América prehispánica. Los colonizadores debieron establecer un sistema logístico exclusivo para los centros mineros urbanos, haciendo de las ciudades mineras un invento colonial sin precedentes prehispánicos. Si bien estos pueblos mineros comparten similitudes con las ciudades de Europa occidental en términos de un fuerte mercado de consumo, la pregunta sigue siendo si también tenían organizaciones municipales autónomas como Guanajuato.

La importancia de comprender el papel de los pueblos mineros en la provisión de refugio para los habitantes rurales justifica una mayor investigación. Potosí y Huancavelica son particularmente notables por su documentación bien conservada de las prácticas mineras coloniales. La existencia de mercados con fuerte circulación monetaria en los centros mineros permitió la mercantilización de la producción agrícola en las zonas aledañas, lo que convirtió la historia urbana en un tema de historia regional. Este trabajo se enfoca en el estudio urbano de Huancavelica entre 1570 y 1700, examinando los límites del comercio minero, las variables que lo moldearon a lo largo del tiempo y la competencia que enfrentó de otros mercados. El orden interno de la ciudad reaccionó a este proceso a través de varios mecanismos, incluyendo cambios en la estructura social y factores étnicos. Huancavelica se fundó más tarde que la mayoría de las ciudades españolas en Perú, y su propósito era servir como hogar para quienes trabajaban en las minas de mercurio cercanas. Inicialmente, la ciudad estuvo fuertemente influenciada por la industria minera, pero con el tiempo, desarrolló una economía y una estructura social más diversas.

En el estudio de Contreras, (1982) examinan varios tipos de documentos coloniales de los archivos de Lima y Huancavelica, incluyendo crónicas, memorias, Causas Civiles y Penales y Juicios de Residencia. Sin embargo, su gran desafío fue la pérdida de los libros del Cabildo, que podrían haber brindado información crucial sobre el suministro de la población y la dinámica del poder local. Los libros parroquiales incompletos del siglo XVIII fueron los únicos registros del movimiento demográfico de la Villa. El pueblo de Huancavelica dependía en gran medida de su actividad minera, lo que hizo que perdiera su apariencia de simple campamento minero. Cuando las minas de mercurio declinaron a principios del siglo XIX, la ciudad comenzó a declinar como centro urbano. Para 1876, su población había disminuido a la mitad en comparación con hace dos siglos. Aunque experimentó un renacimiento en el siglo XX con la revitalización de las minas de mercurio y la explotación de otros recursos, nunca recuperó su estatus de líder en la región. Con apenas 25.000 habitantes, ahora sirve como polo subsidiario de centros más dinámicos como Huancayo y Tarma.

La actividad minera a tales alturas introdujo graves alteraciones ecológicas en la región circundante. Por ejemplo, en Huancavelica, el único árbol de la zona, el quinual, desapareció debido a que los mineros lo utilizaban como leña para la fundición en los hornos. El sustituto del quinual, Ichu, también estaba en vías de agotamiento, y hacia 1586 era necesario alejarse ocho o más kilómetros para encontrarlo. En 1589, la situación empeoró cuando una avalancha masiva cubrió todo el pueblo de Huaynaputina, que era la principal fuente de madera para las minas, lo que provocó una grave escasez de madera. Estos eventos demuestran el impacto significativo de la minería en el medio ambiente y las comunidades locales.

En la búsqueda de sus objetivos mineros, los mineros enfrentaron desafíos debido a la rarefacción del aire. Estos yacimientos mineros, como Huancavelica, Potosí, Castrovirreyna y Pasco, ubicados en las mismas cumbres de la cordillera, eran un testimonio del poder de la política mercantilista que estaba surgiendo en la economía mundial en ese momento. Los pioneros de la minería española en Perú en la segunda mitad del siglo XVI tuvieron que dejar sus cómodos asientos en Lima, Huamanga o Arequipa para trabajar en lugares que se encontraban por encima de los 4.000 metros sobre el nivel del mar. Murúa concluyó que el afán de dinero hacía sufrir a los mineros en estas condiciones extremas.

La tesis titulada "Técnicas de explotación y transporte de mercurio en la mina Santa Bárbara-Huancavelica, durante la colonia" tuvo como objetivo investigar las técnicas empleadas en la explotación y transporte de mercurio en la mina durante el período colonial. El estudio se inspiró en investigaciones previas realizadas por Rivera, Mansilla y Silva, Santa María, Pinedo y Raymundo, y Flores. El trabajo de Rivera destacó el sistema de caravanas utilizado en el pastoreo andino prehispánico y su aplicación en las transferencias de mercurio durante el período colonial. El estudio de Mansilla y Silva señaló que la ruta del mercurio y la plata facilitó un intercambio cultural y tecnológico entre Europa y América. Santa María analizó el transporte de mercurio a Bolivia y otros lugares a finales del siglo XVI, mientras que Pinedo y Raymundo se centraron en la extracción de cinabrio en las minas de Santa Bárbara. El estudio de Flores examinó el origen y la evolución de la comunidad campesina en Santa Bárbara. Los hallazgos de la investigación indicaron que la extracción del cinabrio se realizó de manera desordenada durante más de dos siglos, debido a la falta de orientación técnica. El transporte de mercurio implicó el uso de mulas, barcos y llamas, y facilitó el intercambio de conocimientos culturales y tecnológicos entre Europa y América.

La Historia del Perú Virreinal tiene muchas facetas que demandan la atención de los investigadores, el objetivo es iluminar la realidad múltiple y compleja que surgió en Huancavelica y cuyos reflejos se pueden ver en todo el Perú bajo los Habsburgo. Los yacimientos de cinabrio de Huancavelica, únicos por su importancia en el Nuevo Mundo, plantean problemas imprevistos que se examinan en las páginas que siguen. Este trabajo aspira a ser las coordenadas para comprender los temas centrales y los desafíos que se enfrentaron. Las minas de Huancavelica, que fueron esenciales para la economía del Virreinato peruano y de la Nueva España, fueron un triunfo de la energía y la voluntad españolas. A pesar de estar situados en un entorno hostil, la explotación de estos yacimientos generó riqueza y atrajo a virreyes, magistrados, juristas, teólogos, arbitradores y políticos. Huancavelica fue una de las tres minas de azogue más importantes del mundo y fue vital para la vida económica del Virreinato peruano. Su mercurio fue crucial para separar la plata nativa de otras sustancias y permitió la producción de grandes cantidades de mineral, lo que asombró al mundo y enriqueció a Europa, el estudio de estos temas es fundamental para comprender la historia y aprender del pasado.

El papel del mercurio en la fusión de los minerales de plata es bien conocido. En Estados Unidos, la mina de Huancavelica, registrada en Huamanga por Amador de Cabrera el 1 de enero de 1564, es la principal fuente de mercurio. Luego de eso, y en poco tiempo, se anunciaron y otorgaron un gran número de concesiones mineras, que de inmediato comenzaron a proceder de manera simultánea en diferentes áreas de la incubadora. De hecho, las llamadas minas de Huancavelica o Santa Bárbara se referían originalmente a varias minas (condenadas) con el objetivo común de extraer mercurio de yacimientos cercanos al poblado del mismo nombre, este es el cuarto depósito más grande e importante en el mundo después de Almadén (España), Idrija (Eslovenia) y Mount Amiata (Italia). El mercurio resultante podía venderse libremente al comienzo de la explotación, con la única condición de que la quinta parte de las canteras y la octava parte de los yacimientos, llamados lavadero (antiguo vertedero o residuo de origen), fueran entregados a la familia real Inca.

Pero pronto la familia real quiso controlar esta mina, tan importante para la producción de plata, y con el tiempo esto desembocó en un largo conflicto en el que el gobernador se enfrentó en varias ocasiones a los mineros. La mano de obra tenía que ser local, ya que los esclavos negros, por los rigores del clima de Huancavelica, habrían muerto tan pronto como hubieran sido empleados en labores prolongadas, y los trabajadores españoles, por su escaso número, no podrían reemplazarlos. Valorando varias opciones y teniendo en cuenta la actitud negativa de la población local y la experiencia del trabajo gratuito, el gobernador Francisco de Toledo consultó con importantes asesores y laicos.

Las autoridades eclesiásticas decidieron que la población local podría ser obligada a servir en las minas (Lohmann, 1949; Sala, 1994). Así, el 20 de enero de 1571, el gobernador firmó un decreto sobre los intereses de las minas de Huamanga y Huancavelica y el régimen laboral de los indígenas (Toledo, 1986). Posteriormente, el 14 de noviembre del mismo año, el Parlamento de la India consideró a la corona como propietaria de las minas, y más de un año después, el 16 de febrero de 1573, se ordenó al virrey Gabriel Loart confiscar las 43 minas existentes entonces. Mina de descubrimiento Amador de Cabrera fue el único que logró conservar el comerciante. Con base en la confiscación antes mencionada, el Estado celebró un contrato legal con los mineros, llamado asiento, por un período limitado pero prorrogable, que muestra varios aspectos.

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