Desde su título Luis Boceli aquí consume poéticas y obtiene el zumo —escencia— de su notable poesía y —siguiendo a Artaud— se rehace a partir de sus múltiples lecturas, juegos verbales, coloquialismos radicales, urbana visión. Podría decirse que estamos ante un poeta eminentemente literario (de Watanabe a Apollinaire pasando por Vallejo y Huidobro), pero su planteamiento no sólo es lúdico sino profundamente cuestionador del Establishment de la cultura, arrojando así luces sobre lo precario —y sin embargo hermoso— de la condición humana. Siempre en poesía. (Roger Santiváňez)