Desde un enfoque teológico patrístico espiritual, el autor expone el desarrollo del pensamiento de San Agustín acerca del Espíritu Santo en dos partes: primero, abordando su reflexión progresiva sobre la Trinidad con especial atención a la Tercera Persona; segundo, reconociendo la acción del Espíritu Amor en la historia de la salvación, en la Iglesia y en la vida del cristiano, sobre todo atendiendo a la predicación del Obispo de Hipona.