Se levanta El árbol de Sodoma como una pirámide en medio del mundo amazónico, una figura narrativa a la que se puede ingresar por cualquiera de los ángulos: Nadie escucha el canto, La Compañía del Alto Putumayo y Un Buick negro de alerones cromados. Se trata de una verdadera apuesta para ir más allá de los regionalismos sin romper con los mitos y leyendas ni con la oralidad de los pueblos aborígenes.
En cada una de las secciones se agitan los mismos protagonistas de un grupo autodenominado “Los Tigres”, pero en diferentes momentos de la existencia.