Joaquín se sentía triste y avergonzado por tener un problema en el ojo izquierdo. Se iba convirtiendo en un niño solitario; hasta que un día su padre le regaló un objeto que lo transformó en un ser alegre y soñador.
Esta conmovedora historia nos demuestra que es posible vencer dificultades, por muy difíciles que sean; pero, sobre todo, nos enseña a tener empatía y respeto hacia las personas con discapacidad.