En la diversa y luchadora tradición filosófica nacional desde que fuera contada con brillantez por personalidades como Augusto Salazar Bondy, Francisco Miró Quesada, Manuel Mejía Valera o David Sobrevilla, hemos ido asistiendo a una ampliación y profundización de la comunidad que, profesionalmente, se dedica a la reflexión como una carrera de vida. Aunque también existen personas que producen textos y cavilaciones en los extramuros del circuito académico, sin embargo, hay quienes se han consagrado desde los horizontes universitarios tanto a la investigación como a la docencia. Hay, por lo tanto, circuitos y grupos que plantean discusiones y debates que constantemente están alimentando nuestro ecosistema filosófico.
Este es el caso de la Dra. Teresa Arrieta de Guzmán, quien es una filósofa profundamente intachable y vinculada asertivamente con la causa filosófica. Desde su formación tanto en pregrado como en sus estudios sucesivos, la maestra Arrieta ha ido mostrando su gran capacidad y perspicacia pedagógica, formando a cientos de estudiantes que han tenido el privilegio de haberla acompañado en todos estos años. Además, como una asidua ensayista y pensadora, ha escrito innumerables veces y planteado reflexiones sobre temas que van con la condición humana contemporánea. Así, ejes de pensamiento como la ciencia, la ética y, fundamentalmente, el valor de la utopía, han sido el horizonte teórico en la cual, esta imprescindible maestra arequipeña, ha hecho del filosofar en el Perú una maravillosa aventura intelectual.