Elena y Otras Desventuras desentraña la esencia de la despedida, revelando la amargura contenida, el constante (no) olvido, la sonrisa reflejada en un espejo enmarcado por un día vacío. Un “te olvido, pero suenas aquí” y un “ya no suenas aquí, pero te veo dentro de mí”; un pensamiento que divaga, envuelto en luto al amar.
Nos sumergimos no solo en la voz poética ni en el personaje, sino en ese amor que de un momento a otro ya no está. Queda la angustia de querer reconstruir lo inquebrantable desde un universo tejido con palabras. El soltar es un proceso: parte de la desventura del Adiós, a lo que fui contigo.
La sección final, los Pensamientos, actúan como pequeñas dosis que nos acompañarán a lo largo de este viaje llamado Elena-desventura.
Elena y Otras Desventuras solidifica la idea de que aprender a soltar es una llama que quema, pero es esencial para nuestro crecimiento.