Es el Nacimiento el protagonista de la fiesta navideña, ya que desvela el verdadero sentido de esta celebración.
El Nacimiento, Belén o Pesebre es una representación espacial, estacional y efímera del Nacimiento de Jesús, es decir, de la presencia divina en la Tierra.
Nuestro Nacimiento, que se arma desde siglos en los hogares cristianos, contiene diversos misterios de la vida de Jesús y hacemos que nos sintamos muy cercanos a Él en el trabajo, en el hogar y en la vida cotidiana.
El Hijo de Dios, al venir a este mundo, encuentra un lugar para nacer donde los animales van a comer. La paja de corral se convierte en el primer lecho, su cuna, para Aquel que se revelará a los hombres como «el pan bajado del cielo» (Jn 6,41). Un hecho simbólico que san Agustín de Hipona, junto con otros santos, había entendido cuando escribía: «Puesto en el pesebre, se convirtió en alimento para nosotros».
Debemos mencionar que en este año celebramos el octavo centenario del primer Nacimiento de la historia, que realizó San Francisco de Asís en Greccio, Italia. Y como San Francisco, queremos que Jesús encuentre un lugar en nuestros corazones.
Los Nacimientos que se muestran en esta exposición son obras, tesoros del arte virreinal peruano, que han sido reunidas durante años hasta formar la colección, la cual será reconocida por todos los peruanos que busquen deleitarse al observarlas.
Estas son un valioso testimonio histórico sobre el desarrollo del arte belenístico en el Perú y, por lo tanto, son parte de su pasado histórico y de sus tradiciones, de su patrimonio cultural material e inmaterial.