Las variantes y subvariantes se están comportando como si estuvieran en algún tipo de competencia, en la que una pierde fuerza y otra toma el relevo. Lo que hoy sabemos y necesitamos entender es sobre las vacunas y la eficacia frente a las nuevas variantes como la Ómicron y los sublinajes de esta. La razón por la que somos muy conscientes de la velocidad y la aceleración del progreso de las vacunas es porque las variantes han ocasionado la gran mayoría de las nuevas infecciones en Europa y en Estados Unidos.
Las personas mayores de sesenta y cinco años se han vacunado a un ritmo saludable y hemos llegado a una buena cantidad de inmunizaciones en este grupo. Al inicio de esta pandemia, enviamos un mensaje muy diferente a los jóvenes, pero hoy, con la variante Ómicron y sus sublinajes, el mensaje tiene que ser distinto. Es necesario actualizar a los jóvenes para que entiendan que no solo deben preocuparse por las enfermedades graves y la muerte, sino por la COVID-19 prolongada o Post COVID.
Vacunar a todas las personas lo más rápido posible es el acto más patriótico que se puede realizar y, a estas alturas de la post-pandemia, tenemos que actualizar nuestras medidas de control y prevención.
El virus se está replicando y, en realidad, estamos en el punto en el que tenemos que adaptarnos a la idea de que el nuevo coronavirus ya es parte de nuestra vida cotidiana. Tenemos que adaptarnos, proteger y mitigar nuestros riesgos contra las infecciones, podría haber momentos en los que volveremos a usar las mascarillas o a distanciarnos de nuevo, pero acelerar las vacunas y preparar nuestro sistema inmunológico para futuras variantes es el acto más protector que podemos llevar a cabo hoy.