La poesía es, en sí, una manifestación subjetiva del ser humano que observa, interactúa y vive en su entorno, gozando, sufriendo o admirando las diversas experiencias que ella le ofrece. Desde la posición de Oseguera (2000), “la poesía tiene por objeto expresar la belleza ideal y subjetiva, halagar la imaginación, conmover, transformar la sensibilidad y hacer vibrar el corazón humano” (p. 19). Por lo tanto, el poemario que aquí se comenta, contiene un conjunto diverso de expresiones que conglomera un ramillete grueso de versos cortos, propios de un educador que ha trajinado por la vida y, fruto de ello, ha recogido experiencias del mundo; como la realidad laboral, el ambiente académico o la expresión del lenguaje artístico convertido en poesía amena.