En la fría sierra peruana, en contacto directo con árboles, zorzales, chacras, animales de pastoreo, lluvias, quedradas, colinas y riachuelos, Calixto, niño prodigio que parece ver más allá de sus saberes infantiles, vive en armonía con sus sentimientos que afloran como un viento indomable. Penélope, la causante de sus desvelos, no solo le ocasiona ciertas ilusiones y anhelos que lo conducen a borronear versos amorosos, sino también pesadillas, las cuales lo arrinconan en una empozada inquietud. El misterio de las montañas que rodean los poblados, de las grandes rocas que figuran diversas formas, sacan a relucir esas innumerables leyendas que se reproducen de boca en boca, a lo largo de generaciones, acerca de los orígenes de tal o cual lugar, o la procedencia de los nombres con los que se bautizan plantas, peñascos o animales. Un relato que describe también las festividades de las cruces, los potajes hogareños y la presencia del río Marañón que discurre con serenidad, testigo de las tribulaciones del infante soñador.