Este libro escrito por la profesora Teresa Cepeda Herrera, representa un testimonio de amor y valiosa consideración a lo que ella representó en su vida y su comprometida labor con la formación de generaciones que marquen una diferencia en nuestra sociedad, el gran anhelo de que los niños y jóvenes sean educados en Fe, Ética y Conocimientos, y su arduo trabajo, cargado de pasión, que impulsaron una valiente e inspiradora carrera de la fe.
A lo largo de las diferentes páginas, cobran vida algunos rasgos que marcaron la abnegada labor de Madre Azucena, su misión en la Tierra, su vocación de servicio, su anhelo por la excelencia, la certeza del cuidado de Dios y el alto sentido de eternidad donde buscar el Reino de
Dios en primer lugar, haría que todas las cosas vengan por añadidura (Mateo 6.33) y así lo fue.
No cabe duda de que esta semblanza es sólo una pequeña pero valiosa muestra de lo que una mujer que “ha recibido el Amor Verdadero”puede marcar en la vida de aquellos que vivieron cerca de su corazón y disfrutaron de todo el bien que fue depositado en su vida. Cada palabra
escrita es un testimonio que honra al Autor de la vida transcendente y llena de frutos de nuestra amada Madre Azucena, a la que conocimos y volveremos a ver cuando sea el tiempo de también volver a Casa.
Como exalumna, ver el impacto que ella tuvo en la vida de cada una de nosotras, sólo me demuestra cuan genuino fue el amor que Dios puso en su corazón para cada vida que llegó a Santa Úrsula. De allí, la sabia decisión de volver al alma mater y anhelar que nuestros hijos también
sean formados en esta maravillosa Obra de Amor.
Agradezco a Dios por la oportunidad de haberla conocido, de haber inspirado mi vida y haber sido testigo de innumerables milagros e intervenciones del gran poder de Dios, comprobando una vez más que nuestra vida tiene un propósito que está destinado a marcar a muchos, pero es necesario dar un total y comprometido “SÍ” al Señor, “sí” a sus planes, “sí” a su Espíritu Santo, “sí” a su Palabra, y es allí donde la verdadera, fructífera y más emocionante carrera empieza. Seguiremos sembrando en los niños y jóvenes de esta generación lo que recibimos,
y como ella lo decía: “solo para Gloria y Honra de Dios”.
Diana Guillén Manrique
Licenciada en Administración de Negocios
Integrante de la Coordinación de Pastoral del Colegio
Santa Úrsula