Gaviota Mirö, poeta, solo existe para quienes hemos tomado sus versos por asalto con la inquietud de un acercamiento a lo íntimo e intenso, para luego gratificarnos con una señera respuesta. Mirö revela su quehacer poético, tomando las emociones hasta posarlas, como si fueran pájaros, en la copa de un árbol, siempre dispuestas a volver a su vuelo, fluyendo en nuestra imaginaria libremente. Cada palabra es tratada como un ser vivo, único, nos recuerda a Jano y al dios Pachacámac, ambos con sendos rostros atisbando con prudente reflexión el pasado y son asombroso estupor el porvenir.
Juan Macchiavello, nuestro Gaviota deviene con una aguda y atrevida propuesta la cual nos lleva a una reacción y a una singular consecuencia, sumergiéndonos en un clima de sorpresa y admiración permanentes.