La obra relata su infancia y el abismo generacional entre él y sus mayores. Así, en medio del desierto donde se encuentra, conoce al Principito, un misterioso personaje que le hace volver a su infancia, reflexionar sobre la existencia, y retomar su vocación frustrada de dibujante.
El Principito proviene de un pequeño planeta habitado sólo por él. Le cuenta sobre el peligro que representan los árboles baobabs, y del trabajo m que siempre debe realizar para evitar que sus raíces destruyan su planeta. También, le comenta que en sus ratos libres se dedica a cuidar una flor muy peculiar, con la que habla. Sin embargo, tras una pequeña pelea entre él y la flor, se despidió de ella y comenzó su viaje de planeta en planeta, conociendo así a sus diversos habitantes.
Finalmente llegó a la Tierra, donde comprobó lo pequeño de todo lo que poseía. Por ejemplo, su Rosa que creía única era corriente; sus volcanes, diminutos comparados con los de la Tierra. Además, comprendió que estaba solo.
En su soledad conoció a un zorro, deseoso de ser domesticado, quien se hizo su amigo y lo convenció de que su rosa sí era única en el universo. Acabadas sus provisiones de agua, ambos se vieron forzados a buscarla, llegando al desierto.