Cielo de correspondencias (2018-2023) es un gusaneo de un lustro entre bitácoras pérdidas y encontradas en lugares insólitos y en territorios ya explorados. Leer y escribir pueden ser dos operaciones que se (con)funden en un mismo interior con vistas a las lagunas de lo que falta y sobra. Nicolás López-Pérez (Chile, 1990) se vale de la reescritura y, en especial, del subrayado, en aras a transformar las huellas de un lector en indicios de alguien que se escribe, que incómoda la trayectoria de una precisión vuelta imprecisa y que suspende lo propio y la idea de tradición en favor de un diálogo de fronteras plegadas. El poeta, en definitiva, procesa una serie de versos para decir presente y desaparecer, dejando entrever que las palabras escogidas aún tienen otras resonancias: las de quien las extrae de su hábitat natural y les da no otra vida, sino otra muerte. Este es un libro de afinidades inusitadas.