Es común el comentario entre diversos e intelectuales respecto a la tendencia de plagiar o imitar en diferentes órdenes de cosas. La educación no es ajena a ello. Abundan casos de falta de creatividad, de espíritu de iniciativa, de propuesta, incluso en los estudios de posgrado. Por el fenómeno del colonialismo mental, ciertos sectores juveniles, profesionales y de la ciudadanía en general no evidencian su identificación con la historia y la cultura del Perú y América Latina. Algunas veces, incluso, son desdeñosos de lo nuestro y proclives a lo foráneo. Se magnifica otras realidades, la de los países altamente desarrollados, y no faltan quienes satanizan lo peruano y latinoamericano. Además, son muchos los estudiantes, profesionales y amplios estratos populares que desconocen importantes acontecimientos de nuestra historia, así como la vida y obra de los grandes personajes que destacaron en las ciencias y las humanidades, incluso, a veces, son ignorados por los propios educadores, responsables de conducir el proceso de aprendizaje. En este sentido, le corresponde a la educación realizar su tarea orientadora no solo de la juventud sino a la ciudadanía en general