En las últimas décadas, los gobiernos de todo el mundo han experimentado un profundo cambio en la forma en que interactúan con sus ciudadanos. Esta transformación se ha manifestado en el desarrollo e implementación de servicios electrónicos, una tendencia que ha cobrado fuerza desde la pasada década. El objetivo de esta iniciativa es claro: ofrecer a los ciudadanos un alto nivel de calidad y disponibilidad, garantizando la accesibilidad a servicios públicos las 24 horas al día, los 365 días al año. Esta evolución responde a las cambiantes necesidades de la población, que demanda una gestión gubernamental más eficiente y adaptada a la era digital (Becerra, 2022).