Siempre me han atraído las playas solitarias del Peru. Me ha dado mucho confort y paz, estar solo, caminando tras las olas que llegan a la playa. En la imagen, la arena está casi abrazando mi pie, y es un recuerdo que estoy levantando con mi huella.
Escribir mi propia vida, es escribir el desarrollo de mi pensar y crecer, el desarrollo de crear una escala de valores y recuerdos. Es escribir mi memoria, la huella de mis recuerdos, mi relación con personas.
Presento mi testimonio de vida como misionero en Perú, para todos los que quieran saber qué hizo este misionero y eso también responde a la pregunta del por qué quiero morir en Chimbote, por qué he regresado al Perú.
Veo mi relación con Dios, en mi misión, como una larga historia de Providencia, de confiar en Él, de estar conducido por Él, y a veces al rebelarme, en mis fallas, veo una cierta paciencia de Dios conmigo que solamente se explica por el amor que Él me tiene. Él nos ha puesto en este mundo, en esta tierra, este planeta, para hacer Su voluntad.