De pronto Patata se da cuenta que hay un mundo por dibujar y que la mejor manera de dibujarlo es salir a encontrarse con él. Para ello debe aprovechar hasta los mínimos momentos fuera de su oficina de trabajo y enfrentar los temores e inseguridades que pretenden limitar su camino. Con una tierna mirada de asombro, Patata va descubriendo la importancia de la contemplación de los pequeños detalles que nos rodean y nos definen. En su gran aventura descubre un nuevo itinerario de aprendizaje que comparte con entusiasmo y que le lleva a encontrar la seguridad que necesita en el mejor lugar donde se puede encontrar, en sí mismo.