La poesía de Edgar tiene varios registros; sin embargo, por la dimensión de las estructuras es continuadora de las viejas vanguardias; y, por otro lado, sus temas lo vinculan a la poesía peruana de arraigo familiar (Vallejo en Los Heraldos Negros (1918) o Trilce (1922); o Watanabe en Álbum de familia (1971), etc.) como también en dar una reflexión sobre temáticas que van desde la sociedad a la propia poesía.