Este libro surge en la plaza de armas de un pueblo viejo que se está yendo, recuerdos de conversaciones de muchachos cuyo sino era irse y no volver. De jóvenes universitarios que iban percibiendo la irracionalidad y paradojas de un mundo, que asimilaban de diferentes formas, las contradicciones de las creencias y costumbres atávicas de los mayores frente al nuevo conocimiento científico, racional y demostrable que llegaba con la academia; el mundo feliz, inamovible, religioso, heredado de tiempos de reyes, virreyes y señores, que iba perdiendo frente al nuevo mundo, turbulento y contestatario, epistémico y dóxico, del ser y la nada, de lo moderno y lo posmoderno, categórico y dialéctico, todo a la vez.