La poesía de Alberto Alarcón es una inconfundible voz en la riquísima gama de la poesía nacional. Y este libro —con toda justicia— lo convierte de golpe en figura de primera línea, listo para hombrearse con los “grandes” como Chocano, Eguren, Ureta, Oquendo de Amat, Westphalen, Martín Adán, Romualdo, Eielson, Sologuren, Varela, Bueno y Guevara.