En algún momento, pareciera que implícitamente convinimos en que nuestra democracia no debía construirse como superación del régimen fujimorista, sino como su continuación y, para ello, era imprescindible organizar el escenario. Así, no debían cuestionarse los fundamentos neoliberales, y si algo no iba en la dirección correcta, tomarlo como una anomalía o disfunción, pero jamás como un resultado intrínseco a la lógica del modelo.
Hoy, el fundamentalismo de mercado desdibuja las fronteras que separa lo lícito de lo ilícito: «la mayor presión para obtener ganancias, socavar la competencia y reducir costos ha generado articulaciones cada vez más complejas de producción formal e informal». Y en este escenario, los instrumentos jurídicos parecen ofrecer ahora términos y prácticas más o menos estandarizados que permiten la negociación de valores, creencias, ideales e intereses. Así, las leyes pueden ser utilizadas para mantener estructuras de poder desiguales y justificar actos de violencia y represión.
Estos son algunos elementos que componen el Perú de nuestros días y que buscamos bosquejar en este volumen. Es evidente que la falsificación de una cultura de la legalidad por parte del submundo criminal –y de quienes ocupan los espacios entre este y el reino de lo lícito– alimenta la intrínseca relación entre la ley y el desorden que experimentamos intensamente. En esa línea, aportamos 13 artículos que buscan ahondar en estas nuevas formas de relaciones sociales y la perniciosa manera de hacer política, lo que favorece el desmantelamiento de la institucionalidad y socava los cimientos de una auténtica democracia.