Fernando Iwasaki ha dicho de este libro: "en El Color del Camaleón el autor fantasea sobre la vida literaria y sus artificios -premios, crítica o prestigios- y el resultado es una pátina cruel y divertida que el autor esparce sobre el paisaje literario peruano. Microrrelatos perfectos como "Delirios de Asilo" y hasta los más ambiciosos como "Sin mirar atrás" o "La noche de la fea", muestran múltiples registros narrativos cuya esencia está al servicio de esa persuasión valleinclanesca, según la cual el mundo no es como lo conocemos, sino como lo recordamos".