Los primeros haikus que leí en mi vida fueron los de Mario Benedetti, autor Uruguayo que con su simpleza y su profundi- dad, logró una imagen increíble en cada pieza de su libro “Rincón de haikus”.
Cuando descubrí esa estructura tan antigua, y me permití pensarla con una cierta musicalidad. Logré romper algunas limi- taciones en mi proceso creativo.
La idea de tener en mente siempre una melodía que acompa- ñara con sus tiempos la construcción de ese pequeño poema sin una obligada rima, me llenó de alegría y me permitió disfrutar de esos intentos.
Desde Matsuo Bashoo, Yosa Busón, Issa Kobayashi, Masaoka
Shiki, Onitsura, Chiyo, Taniguchi Buson,
Hasta nuestros latinos, Juan José Tablada, Julio Cortázar, Oc- tavio Paz, Jorge Luis Borges.
El haiku sufrió las transformaciones y particularidades en que cada autor ha decidido incursionar.
Yo apenas he decidido tomar valor e intentar poner en el papel lo vivido en esa maravillosa conexión que existe entre el pequeño
que espera nacer y los que afuera de la panza esperan recibirlo.
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Germán Gorosito
Para nada me considero un Haijin, y con todo respeto he to- mado esta estructura lírica para poner en imágenes lo vivido esas
40 semanas de gestación y las próximas siguientes al nacimiento del pequeño nuevo ciudadano de este planeta.
El autor.