Un niño o una niña, bajo cualquier punto de vista que se le quiera considerar, es un invitado a esta tierra, a esta comunidad humana. Bastará reflexionar sobre esta simple evidencia y nadie mejor que una mamá y un papá puede entender este discurso para uniformar pensamientos, acti-tudes y comportamientos. Un niño que viene al mundo, esperado durante meses con ansia y alegría, tiene que ser acogido de la manera más consecuente; debemos enseñarle nuestro amor y la preocupación de la espera, pero también, al mismo tiempo, debemos ocuparnos de su desarrollo físico, psíquico, cultural y espiritual.
Esta agenda quiere recordar todo esto de la manera más simpática y útil; al mismo tiempo, ayudando a la mamá con abundantes consejos prácticos, pero también invitándola a una participación cada vez más atenta. Además le brinda otra ventaja ideal y concreta: la de poder registrar cada día el abrirse a la vida del recién nacido, y entregarle así para un dulce recuerdo, esta invitación a nuestra tierra recibida de su mamá y su papá .
Es un augurio verdadero de UNICEF —Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia— y de todos nosotros, como auspicio de un porvenir y un futuro posible que debemos construir juntos, haciéndole sentir así a la mamá y a su niño, la cercanía de todas las madres y niños del mundo.